Virgen del Camino

Virgen del Camino
Madre de Dios

sábado, 26 de noviembre de 2011

Refugio de pecadores.

REFÚGIUM PECCATORUM  (Refugio de los pecadores)

“Ruega por nosotros, pecadores”

Así rezamos incansablemente en el Ave María, una y otra vez, para alcanzar la misericordia de Dios.

“Es una maniobra clásica y altamente exitosa la de presentar como mediadora de las peticiones complicadas a la madre. Y aquí hacemos lo mismo, porque María es la madre de Dios y madre nuestra.
            En un conocido cuento, llevado al cine, como Marcelino, Pan y Vino, se narra una conmovedora escena. Marcelino es un niño abandonado en la puerta de un monasterio. Los religiosos se encariñan con él y acaban por quedárselo. Cuando apenas tiene cinco años, sube un día al desván y entre trastos y cosas viejas, hay un Cristo crucificado de tamaño natural. Marcelino habla al Señor y éste responde. Comienza el niño por contarle su historia. No ha conocido a su madre.
            -¿Tú tienes madre, verdad?
            -Sí, contesta Cristo.
            -¿Y dónde está?, pregunta Marcelino.
            -Con la tuya, le dice Jesús.
            -¿Y cómo son las madres? –pregunta el niño-.Yo siempre he pensado en la mía y lo que más me gustaría de todo sería verla aunque solo fuera un momento.

            Entonces el Señor le explicó cómo eran las madres. Y le dijo cómo eran de dulces y de bellas, y que se quitan las cosas de comer y de beber y de abrigarse para dárselas a ellos.
            ¡Que no hará la Virgen María por nosotros si le pedimos con confianza! El mejor camino que tenemos para llegar a Cristo es la Virgen, y por eso le pedimos a ella que pida por nosotros a Dios. La Virgen no es omnipotente por su propio poder, pero sí por la capacidad que tiene de mover el corazón de Dios.”

(Orar con el Ave María de Vicente Ferrero)

Nuestra Madre, la Virgen María, está siempre atenta a nuestras súplicas. Podemos pensar que es cosa de niños y sin embargo cuanto mayores nos hacemos más necesitamos de sus cuidados. Y cuanto más listos y doctos nos creemos más necesitamos imitarla en su humildad, en su sencillez. Única forma de alcanzar el corazón de Dios.

            “Él hace proezas con su brazo:
            dispersa a los soberbios de corazón,
            derriba del trono a los poderosos
            y enaltece a los humildes,
            a los hambrientos los colma de bienes
            y a los ricos los despide vacíos.”

Este fragmento del Magnificat no deja dudas.  Hacerse como niños, mejor aún, imitar a la Virgen, que siendo Madre de Dios vive en el silencio y en la contemplación, en oración.  

Solo en la oración se desnuda nuestra alma. Y ese precisamente, es el miedo que tienen muchos. Que al desnudarse aparezcan las imperfecciones y los fantasmas.

Refugio de los pecadores, la titulamos a la Virgen, la que quedó por designio divino, libre de pecado. Ella es refugio de pecadores. Todos podemos refugiarnos en ella, seguros de su amor, de su intercesión.


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